Como siempre trabajadores y pequeños empresarios los más perjudicados

Como siempre trabajadores y pequeños empresarios los más perjudicados

Las cifras oficiales señalan que son millones las y los trabajadores perjudicados con despidos o deterioro de sus seguros de cesantía, tanto por la aplicación del Artículo 161 del Código del Trabajo que permite despidos por necesidades de la empresa, como por la Ley de protección del empleo. A ellos se debe sumar la alta cesantía en quienes “boletean” y la debacle en los cuentapropistas. Un cuadro que crece con una débil respuesta por parte del gobierno, el que insistió en que se aprobara una Ley para entregar un mísero Ingreso Familiar de Emergencia. A su vez, el Fondo de Garantía para Pequeños Empresarios, Fogape, que permitiría el acceso al crédito con garantía estatal a las pymes, se transformó en un bluf, ya que según el dirigente Juan Pablo Swett, los créditos entregados y los que están en carpeta solo alcanzan a cubrir el 5% de los pequeños empresarios, muchos de los cuales no están bancarizados.

Por otro lado, los grandes empresarios, quienes no sufrirán el rigor de las consecuencias económicas de la pandemia, están preocupados de la etapa post coronavirus y ya alertan sobre el estatismo y el proteccionismo que se impondrían llegando la “normalización”. Así, entre sus preocupaciones, los empresarios temen que prosiga el proceso anti globalización que comenzó con la crisis subprime y se imponga un proteccionismo comercial, financiero y regulatorio. A su vez, temen que el nacionalismo aumente considerablemente y la cadena deslocalizada de producción comience a decaer. Un tercer demonio, lo observan en algunos “desquiciados” que pretenden volver al periodo de sustitución de importaciones. Es un indicativo de que el empresariado nacional sigue siendo globalista y que aquellas opiniones que propugnan un Estado de bienestar parecido al europeo de los “años gloriosos” son solo una estratagema política, más relacionada a la crisis creada por la rebelión popular iniciada en octubre.

La soltura con que funciona el Banco Central y el préstamo que solicitó como hijo pródigo, al FMI, demuestra por dónde se está decidiendo el camino. Conclusión: el empresariado seguirá con el modelo. Por lo tanto, aquello es coherente con los despidos de trabajadores, el abandono de las pymes y la renuencia a entregar un aporte de emergencia decente a los miles de hogares vulnerables. La epidemia pasará, porque históricamente todas han terminado, el problema son las secuelas, pero no es una guerra, no hay ninguna industria ni servicio destruidos por un bombardeo, solo las familias humildes del país la sentirán como tragedia, a los ricos se les olvidará muy pronto y volverán a sus actividades de siempre.