Del “Dios ha muerto de Nietzsche”, a la Post modernidad de Donald Trump y Jair Bolsonaro

Se dice que las revoluciones filosóficas anteceden a las revoluciones políticas (1). Aserto que se comprueba parcialmente con F. Hegel y las revoluciones burguesas de principios del siglo XIX y, sobre todo, con la de Carlos Marx y su materialismo filosófico- en parte heredado de Hegel- con las revoluciones de los trabajadores en 1871 en la Comuna de Paris,- como resultado de la guerra franco prusiana- , y en la Revolución Rusa de octubre de 1917.
Friedrich Nietzsche, alemán nacido en 1844 y muerto en 1900 es conocido –entre otras -, por su tesis: “Dios Ha muerto”. Parto del punto de vista que sobre filosofía se puede sacar contrapuestas opiniones de los grandes de la Filosofía. En el caso de Nietzsche, creo, sus opiniones antecedieron las ideas centrales de la postmodernidad y, lo que es más complejo: a las contrarrevoluciones fascistas de la década del 30 del siglo pasado, – sobre todo-, el nazismo alemán y, además, a las ideas neoliberales hegemónicas de la post modernidad. No estoy con esto diciendo que nuestro filósofo de marras fuese un fascista, pero sí que alimento su ideología irracional y que a – lo menos -, esta se apropió de algunas de sus tesis filosóficas centrales, todo esto para dar visos de cientificidad a su locura racista. Nietzsche con su cuestionamiento a la moral judeo-cristiana, dio paso a la moral de los poderosos por sobre los plebeyos. De ahí que el “Dios ha muerto” es la explicitación de que esa moral es la que ha muerto y lo que pre anuncia es la emergencia del Superhombre.
Me baso principalmente en su texto “La Genealogía de la Moral” donde el filósofo cuestiona la religión y cultura judeo cristiana que informa al mundo occidental por su difusión de la solidaridad, del sentimiento de altruismo y bondad (2). Todo esto, dado que en su opinión: “el juicio de <bondad> no lo emiten aquellos a quienes se les dispensa el juicio de bondad. Por el contrario fueron los propios buenos, esto es lo nobles, los poderosos, los individuos de posición y sentimientos elevados quienes se vieron y se valoran a sí mismos y a sus actos como <buenos>, es decir como algo de rango superior, frente a lo bajo, servil, vulgar y plebeyo”.
¿Quiénes son “los nobles, los poderosos” y quiénes, los de rango “servil, vulgar y plebeyo”, en quienes Nietzsche ve como los antagonistas de la historia, de la lucha de los verdaderos malos contra los buenos? (“los dos valores contra puestos han mantenido una terrible guerra en la tierra durante millares de años” (3). Dejemos que nuestro filósofo nos diga con sus propias palabras quienes son y qué rol político concreto (al margen de su voluntad) jugaron en la década del 30 del siglo pasado: “ ..en lo esencial, la raza sometida ha acabado por volver a imperar en el mismo sitio respecto al color de la piel, el tamaño más reducido del cráneo, y puede que hasta en los instintos intelectuales y sociales,¿ quién puede asegurar que la democracia moderna, el anarquismo más moderno y, en especial, esa tendencia a la comuna, a la forma más primitiva de sociedad, que hoy caracteriza a todos los socialistas europeos, no representan en esencia un gigantesco atavismo y que no está siendo abatida, hasta que fisiológicamente, la raza aria conquistadora y señora? (4)
El nazismo, a este llamado por Nietzsche “abatimiento fisiológico”, respondió con la llamada eugenesia negativa: es decir, la teoría según la cual, todos los representantes de aquella plebe descrita en el párrafo anterior, debían ser aniquilados: judíos, gitanos, bolcheviques, socialistas, comunistas, eslavos, ucranianos (5).
Para ello inventó una seudo ciencia para demostrar lo indemostrable: que los arios tenían el cerebro más grande, la nariz perfecta, eran rubios y de ojos azules y eran la raza que debía dirigir los destinos de Europa y gobernar por 1000 años.
En un estudio posterior al término de la Segunda Guerra Mundial dos intelectuales alemanes (6) escribieron un libro titulado “La Dialéctica de la Ilustración”. A grandes rasgos ahí llegan a la conclusión demoledora que el esfuerzo de la Ilustración por imponer la razón por sobre las leyendas y el mito, en el fondo, el pensamiento de la Edad Media signado por las fábulas, fracasó y, su conclusión es que la Ilustración fue ganada por el intento del control y destrucción de la naturaleza por el hombre. En síntesis y, apretadamente, lo irracional le ganó a la razón y el mito triunfó. Era su forma de explicarse el triunfo del nazismo en una sociedad culta como la alemana, pero además la violencia irracional, los campos de concentración e incluso el estalinismo.
La caída del socialismo soviético, para muchos, significó el término de los grandes relatos en forma definitiva a la vez que, la emergencia de un nuevo orden mundial en el contexto del capitalismo. En 1990 ante el congreso de EEUU, un eufórico George Bush (padre de George W. Bush) proclamó el triunfó del capitalismo y la emergencia de un nuevo orden mundial bajo hegemonía estadounidense. Si bien es cierto, esta tesis, sustentada por Francis Fukuyama (7), del fin de la historia, se derrumbó treinta años después con la emergencia de China y Rusia como competidores en el nuevo orden capitalista mundial. No obstante eso no debilitó las tesis de las clases dominantes de EEUU del rol mesiánico de su país en el mundo: por el contrario, el triunfo de Trump impulsó el supremacismo blanco junto a un retorno al proteccionismo y su actitud frente a la pandemia (en contradicción con su esfuerzo electoral y político mundial – aparte del económico- de conseguir una vacuna antes de fin de año) puso en duda desde el principio a la ciencia, al igual que Bolsonaro y Piñera. Finalmente, los estudios sobre el ADN y, el desciframiento del código genético, dio al traste con la ideología nazi y el supremacismo blanco: todos venimos de un homínido africano y nuestro actual Homo Sapiens tiene un porcentaje no despreciable de los Neandertales, especie desaparecida hace aproximadamente 80 mil años. ¿De la actual crisis, surgirá una nueva filosofía, que pre anuncie una nueva revolución a futuro? Y cuál será el carácter de esa revolución? O, por el contrario, ¿estamos a las puertas de una nueva ola irracional?
Notas
- “Lo mismo que en Francia en el siglo XVIII, en la Alemania del siglo XIX la revolución filosófica fue el preludio de la política”. F. Engels: Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana. C. Marx y F. Engels Obras Escogidas. Editorial Progreso Moscú Página 616.
- F. Nietzsche. La Genealogía de la Moral. M. E. Editores. España. Página 49.
- Ibíd. Página 72
- Ibíd. Página 53.
- James D. Watson. ADN el secreto de la vida. Editorial Taurus. Página 51.
- F. Fukuyama. El Fin de la Historia.
- Max Horkheimer y Theodor Adorno. Dialéctica de la Ilustración. Editorial Trotta.