La crisis en el Wallmapu no se puede extender eternamente, se necesita una salida pacífica y que respete el derecho mapuche

La movilización impulsada por comunidades desde las regiones del Bió Bio al sur, se desenvuelve en medio de la nula iniciativa del gobierno que, presionado por la agroindustria y las forestales, se encuentra inmovilizado.
Las numerosas manifestaciones de comuneros mapuche que se desarrollan en las regiones del Bio Bio, Araucanía y Los Ríos, no se detienen, a pesar de que el país se encuentra en Estado de Emergencia y con toque de queda. Tampoco ha aminorado con el envío de dispositivos militares que refuerzan los miles de efectivos policiales y de inteligencia que están asentados en la zona. Las reivindicaciones levantadas por los manifestantes son acotadas, en concreto están relacionada con la situación de los prisioneros políticos indígenas, pero son parte de un escenario mayor, el derecho a la autodeterminación mapuche, lo que se transformó en una reivindicación asumida por una parte importante de la juventud de las comunidades, cuestión que no se revertirá y que debe ser asumida por el Estado chileno, pero no hay señales de que la elite dominante, ni siquiera, comprenda las aristas del problema, ya que culturalmente presupone que somos un país homogéneo y con una sola nación, por lo tanto, no hay otro camino que integrar a la “chilenidad” a los pueblos originarios estableciendo un acuerdo que les permita gozar del progreso, ya que vivirían en una especie de semisalvajismo. Es la vieja política de la asimilación subordinada que fracasó y de la que hoy se pueden observar las funestas consecuencias. Un problema complejo, que no se puede resolver con represión ni dinero, menos con un paternalismo manoseado por décadas.

Los comuneros prisioneros de la cárcel de Lebu, hace unos días se declararon en huelga de hambre en solidaridad con sus compañeros de Angol y Temuco, quienes cumplieron dos meses de ayuno. El gobierno no cede y endurece su postura porque la presión de los empresarios agroindustriales y forestales es fuerte ante una posibilidad de reconocimiento de los derechos mapuche por parte de Piñera, pero, a la vez, este no puede resolver el problema sin llegar a una negociación, porque la represión por sí sola no soluciona la confrontación, contrariamente, solo aumenta la tensión y por ahora no hay fórmulas alternativas. La experiencia de los pasados gobiernos fue un rotundo fracaso y la gran respuesta que prometía la actual administración en el inicio de su mandato, llamado con gran pomposidad Plan Araucanía, a cargo del Alfredo Moreno, se vino abajo porque la matriz explicada por el ex ministro, era incorrecta, ya que inició su gestión señalando que “En Chile hay claridad que hay una sola nación, un solo país, un solo lugar donde todos somos parte con características distintas”, agregando que “Bolivia y Ecuador tiene plurinacionalidad y no ha sido una gran experiencia”. Era evidente que sobre dicha base nada podía fructificar. Ante tal situación, el alejamiento de las partes es tan extenso que ni un programa económico ni las políticas estatales lograrán impulsar una salida criteriosa.