Nuevamente los empresarios chilenos acuden a la campaña del terror

Los representantes de la “creme” del empresariado chileno, más algunos invitados de piedra, emitieron una declaración pública en la que dan a conocer su disconformidad con lo sucedido en la Cámara de Diputados el pasado miércoles 8 de julio. Obviamente las razones se refieren al daño que el acuerdo alcanzado le provoca al modelo económico, pero no aportan argumento alguno que no hayan expresado sus representantes políticos con anterioridad. Sin embargo, ciertas ideas demuestran los verdaderos objetivos de la declaración. En primer lugar, dejan claramente establecido que son parte del gobierno, ya que asumen como propio el paquete de medidas de ayuda que Piñera entregará a la clase media. O sea, dos días antes de que el país conociera el anuncio del gobierno, los empresarios ya sabían sus contendidos y con antelación suficiente para evaluarlos, así, afirman que es una “propuesta superior”. Es obvio que participaron en la discusión de la medida con Piñera, y siempre lo hacen, pero hoy con la angustia perdieron la compostura. Lo segundo, es dejar establecido que no están dispuestos a que se abandone la política de los consensos establecida en 1989, la que señalan como “las reglas del juego que como país nos hemos dado”. Para los empresarios, el país es la elite que negoció todo desde que comenzó la transición democrática, por lo tanto llaman a restituir tal acuerdo, el que les habría permitido progreso y crecimiento.

En tercer lugar, sacan el doblado, indicando que de no respetar tal acuerdo, léase el de 1989 entre Pinochet y la Concertación, “pone en riesgo la estabilidad democrática, social y económica del país”. Alguien podría preguntarse ¿Por qué estaría en peligro la democracia si fue una medida tomada por amplia mayoría en el Congreso? Pero, no confundirse, se refieren al cambio de las reglas del juego no escritas acordadas durante 1989, lo mismo reclamaba Pinochet en el llamado ejercicio de enlace y el posterior “boinazo”. En la declaración, con un aire de patotero y perdonavidas, alertan: “Aún es tiempo de rectificar el camino antes de que sea tarde”.

¿A quiénes se dirigirán? El arco es muy amplio, puede ser a los concertacionistas que se estarían bajando del consenso de 1989. O a los diputados de Chile Vamos que votaron a favor de retirar el 10% de los fondos desde las AFPs. También puede apuntar al movimiento social, aunque es poco probable, ya que en el estrecho horizonte político de los empresarios, quienes protestan son populistas, narcotraficantes, flojos y terroristas o simples vagos. Pero el señor Sutil no anda en micro, no arrienda casa, no tiene deuda CAE, ni vive hacinado, no es jubilado o vende en la calle. Sorprende que la declaración la firme el Consejo Minero, entidad compuesta por empresas extranjeras, las que no deben inmiscuirse en política interna ni menos criticar al Congreso de la República. Como conclusión, los empresarios se constituyeron en un bloque ideológico público, aunque siempre lo han sido, pero en privado, en las sombras. Hoy, la ineficacia de sus representantes políticos los obligó a actuar directamente, no por nada ellos han financiado a una gran cantidad de políticos corruptos que hoy ya no les sirven. Si alguien pensó que la lucha de clases había desaparecido, que lea la declaración, no necesitará agobiarse estudiando El Capital.