El movimiento popular debe avanzar

El movimiento popular debe avanzar

La confusión de los grandes empresarios y el rechazo creciente de los grupos medios para seguir bajo su tutela ideológica, muestran que el andamiaje sobre el cual se sostenía el modelo, fue derribado mortalmente por la rebelión social y que el negociado de noviembre fue un craso error, pero que aún puede remediarse.

La situación del gobierno no puede ser más precaria, pero la crisis no se concentra solamente en el ejecutivo, alcanzó a toda la superestructura de la sociedad y la gran cuestión es saber si se agudizará antes de octubre. Pero como se ha planteado con anterioridad, en política nada avanza si los acontecimientos no se conducen, por lo tanto, que la crisis se transforme en un gran avance popular o se estanque desarrollando condiciones para que haya un recambio neoliberal, depende de la capacidad del pueblo para analizar con exactitud la situación de las fuerzas que se están confrontando y definir una estrategia correcta.

El nudo principal es la decisión de caminar decididamente a la obtención de nuevas conquistas que permitan ir dejando atrás los aspectos más retrógrados del modelo, y que también signifiquen un bienestar en lo específico. Las plataformas que se han levantado durante tanto tiempo tienen que ser elevadas a tareas concretas para que se hagan realidad. Los grupos de gobierno como el empresariado, por iniciativa propia, no van a responder las reivindicaciones populares. Todo el mundo está consciente de las insuficiencias del aparato estatal de salud y lo dañino que es el traspaso de grandes montos fiscales a los negocios de salud privados, pero nadie espere que Piñera implemente una política que fortalezca el sistema sanitario público, sino que se blanqueará la alianza público privada y volveremos a lo de siempre. Dos sistemas de salud, uno para los pobres y otro exclusivo para los ricos. De la misma manera, la cultura empresarial que busca una acumulación obscena de utilidades sobreexplotando a los trabajadores no cambiará por decisión patronal, es un proceso largo, la forma en que atacan las huelgas y la manipulación burda de la epidemia, buscando presionar al personal movilizado que ha laborado con gran responsabilidad desde octubre hasta la fecha y permitió mantener a flote sus negocios, indica que no atienden razones.

El neoliberalismo entró en crisis terminal

La debilidad extrema de los defensores del modelo se arrastra desde hace tiempo y la rebelión de octubre era un golpe del que ya no se reponían y fue un error haber cocinado el proceso constituyente, aunque nada se saca con llorar, así pasó y punto, pero hoy se debe concordar en que existen las condiciones para avanzar y este empuje debe implementarse en el vacío que está dejando el retroceso del neoliberalismo. Paralelo al desarrollo del proceso constituyente, se tiene que ir desmontando, en los hechos, todo el andamiaje que sostiene el actual modelo.

Lo primero es el despeje de ideológico, ya que la elite político empresarial ha naturalizado su dominación desde los tiempos coloniales. Al indígena se le impuso la chilenidad para destruir su concepto de pueblo nación e imponiéndosele la blanquitud como factor de dominación. En el desarrollo de una empresa concurren capital y trabajo por igual, pero su mando, gestión y utilidades se concentran en el primero. El Estado se financia mayoritariamente de los impuestos de los chilenos comunes y del cobre nacionalizado, pero los empresarios aseguran que ellos son los que más aportan. Así, tonteras como que el patrón nos mata el hambre o el país debe ser manejado por expertos, se transforman en verdades sacralizadas sin fundamento.

En las fábricas, servicios, liceos, universidades, barrios, centros deportivos, como en el campo, las minas o el mar, se ha desarrollado un conjunto de ideas y estructuras que forman la institucionalidad neoliberal. Sobre ella se construyó el Chile desigual que hoy tenemos, por lo que debe ser reemplazada por una de corte democrático, que debió haberse instituido el año 1990, pero no fue instaurada porque se negoció con Pinochet. Por ello, se debe avanzar, no debe abandonarse la idea de una asamblea constituyente soberana. Los trabajadores tienen que comenzar a participar en la administración de las empresas, los empleados públicos deben inmiscuirse en la gestión de las reparticiones estatales y los estudiantes universitarios exigir participación triestamental. Los mineros de los yacimientos privados deben elaborar una propuesta de nacionalización y los trabajadores portuarios deben desarrollar un proyecto de estatización de los puertos. En los barrios hay que construir estructuras alternativas que permitan cambiar el carácter asistencialista y clientelar de los municipios. Vale decir, las movilizaciones y manifestaciones callejeras deben tener un norte específico o la espera a que las soluciones lleguen desde arriba, será perjudicial. Solo teniendo una constante iniciativa se podrán conquistar los espacios para construir el nuevo Chile.