Los problemas argumentales de la Derecha

Los problemas argumentales de la Derecha

La intelectualidad neoliberal no ajusta dogma con política y, asediada, recurre a clichés como factor técnico o populismo. Desliza salidas cruentas y, al vacío ideológico, se suma un discurso agresivo, obteniendo un fatal cóctel que la encierra y aísla a la hora de defender el modelo que tanto valora.

A la Derecha chilena le está pasando un camión de alto tonelaje por encima y, la descomposición de las alturas, la deja sin manejo de piernas. Diversos personeros del sector señalan que están perdiendo la “batalla por los principios”, pero es una aseveración confusa, que debe ser analizada con precisión. En el Congreso se aprobó que los trabajadores pueden retirar una parte de sus fondos de las AFP para enfrentar la crisis social que provoca la epidemia y, eso no es una medida estatista menos socialista, es una recurrencia a la propiedad privada individual. Alguien podría señalar que es el primer paso para que el sistema de capitalización individual sea derrumbado, lo que puede ser o no, pero eso es entrar en el tema de lo político, porque se ubica en el diseño y acumulación de fuerzas para cumplir determinado objetivo programático en la sociedad.

Lo central consiste en que la Derecha defiende la propiedad privada cuando se trata de los grandes empresarios, ya que en ese caso es sagrada, pero cuando se refiere a una persona común la cosa cambia. Entonces, la batalla que están perdiendo es la de las ideas neoliberales, pero también en la forma de hacer política, el que pierde es el doble estándar. El derrumbe del bloque de ideas que sostenía el capitalismo implantado en la dictadura viene desarrollándose desde mediados de los años 1990, cuando el movimiento social retomó el cuestionamiento al modelo y, luego, adquirió sentido común durante las movilizaciones estudiantiles del 2006 y el 2011. La Derecha no quiso asumir una situación que era evidente y que, además, se manifestaba masivamente, como fueron las grandes marchas que rechazaron la capitalización individual y las AFPs.

La pérdida de la batalla por las ideas que sufren los defensores del modelo, también afecta a las facciones neoliberales de la Concertación-Nueva Mayoría, pero como no están ejerciendo el gobierno, no tienen trabas existenciales como la Derecha, inclusive, aprovechan la crisis de Piñera para acorralarlo en la perspectiva de recuperar el poder el 2021. El doble estándar como forma de practicar la política no es monopolio de la Derecha, fue perfeccionado por militantes concertacionistas, su dirigencia no tiene problemas en adecuarse y ya está en el carro del antineoliberalismo para volver al gobierno, pero no podrá salvar el modelo, tendrá que efectuar profundos cambios y allí se verá si pueden mantenerse unidos o dividirse, pero no existe posibilidad alguna de que puedan mantenerlo.

La Derecha fue derrotada por grandes masas que defienden la propiedad individual de sus fondos, un concepto sagrado que inculcó por años, pero limitado solo al dinero de los más ricos del país.

¿Cuáles ideas, según la Derecha, no están siendo defendidas por sus díscolos? Señalan a las contenidas en la declaración de principios de los partidos, pero estas son tan generales que cualquiera puede justificar que las aplica con total fidelidad. Nadie asume que la principal falla está en las categorías construidas sobre la base de tales principios, que correlacionan ideología y política, que son rechazadas por la mayoría de la ciudadanía y tal aversión no se puede revertir. La Derecha necesita iniciar una recategorización conceptual, aspecto complejo, ya que tales cuestiones no se resuelven en el corto plazo, además, no puede readecuarse como los neoliberales de la Concertación-Nueva Mayoría, todos expertos en volteretas. La desviación neo positivista, con esquemas ultradisyuntivos, que separan técnica de política así como economía de política o el mercado del Estado y que asume el derecho solo como un conjunto de normas, no le sirve para acumular fuerzas más allá de los convencidos. Inclusive las categorías transversalidad y alianza público privada, útiles en la política de consensos, asumidas por toda la elite política del país, son inaplicables. Igualmente, la utilización burda del método comparativo. Así, acude a recursos fáciles como el atropello a las instituciones, la falla de la política, el avance del populismo o el peligro narco terrorista, lo que únicamente convence a fanáticos.

En este plano ¿cómo podría la Derecha y los empresarios traducir en una categoría creíble el eje desigualdad-riqueza sin justificarla como una situación natural? Para quienes habitan en el barrio alto podría tener lógica, pero el 99 por ciento de los habitantes del país no reside del Apumanque hacia arriba. Asimismo, ubicar al mercado como supremo distribuidor y al Estado como ineficiente, desterrando toda posibilidad de planificación, es imposible de entender, en especial, en la actual crisis sanitaria, social y política. Pero Juan Sutil insiste en que Estado significa gasto y el empresario crea riqueza, un desatino que asume la reproducción de ganancias para la clase empresarial. Pero ¿y el resto de la población? El presidente de la CPC tiene la respuesta: se le regala empleo. Es insostenible. Así, las débiles categorías impiden a la Derecha forjar política real sin posibilidad de resolver tal problema en el corto plazo.