La Derecha chilena entrampada y sin proyecto viable

La Derecha chilena entrampada y sin proyecto viable

El surgimiento de voces que piden un cambio de rumbo y renovar los estilos, demuestra que la desorientación de Chile Vamos está relacionada a la indecisión para alinearse en el nuevo bloque que se está configurando desde Washington.

La situación política que vive el país exhibe el retroceso de las fuerzas que apoyan sin ambages el neoliberalismo, lo que deja un vacío ideológico y político que, tarde o temprano, deberá ser llenado por un sector que hegemonizará a la coalición que hoy gobierna el país. Pero el dilema central se encuentra en la dependencia que la Derecha chilena tiene con los bloques internacionales y la forma en que estos influyen en la política nacional. Nadie puede dudar que detrás de las posiciones más duras opuestas al retiro del 10% desde las AFPs, estaba el Fondo Monetario Internacional, FMI, y los grupos financieros transnacionales, los verdaderos jefes del ministro de Hacienda. En cuanto a las definiciones, la estrategia desarrollada por EEUU en Sudamérica, ya alineó a los gobiernos de Paraguay, Brasil, Ecuador, Colombia, Uruguay, Bolivia, Perú y Chile. Una rápida constatación muestra que Argentina y Venezuela, son los únicos países con políticas independientes y de ambos, solo el segundo tiene una fuerza capaz de resistir frente a un embate autoritario dirigido desde Washington, constituida por un alto porcentaje del pueblo organizado, la unidad de la dirección política revolucionaria y, principalmente, Fuerzas Armadas incorporadas al proceso político bolivariano. Por el contrario, el peronismo argentino gobierna en medio de un frágil equilibrio solo mantenido por la división del macrismo. En Sudamérica, las derechas se bifurcan en dos posiciones, una neoliberal y otra nacionalista aliada a la tendencia de Donald Trump y contraria al capital financiero. Pero ambas se unen contra los gobiernos de izquierda o progresistas, aunque en su interior mantienen diferencias que asoman de vez en cuando. Así, en Uruguay, el canciller fue obligado a renunciar por el partido Cabildo Abierto que dirige un ex general acusado de violación a los derechos humanos y la razón estuvo en que no respaldaba el candidato estadounidense a la presidencia del BID y, además, planteaba una salida negociada en Venezuela.

La particularidad chilena

En Chile, la construcción de una fracción nacionalista a través del Partido Republicano, que dirige José Antonio Kast, se sumó a las dos tendencias neoliberales existentes al interior de la Derecha, sin embargo, quedó absolutamente desfasada porque, a diferencia de otros países del subcontinente, la protesta que remece el país desde octubre pasado, es absolutamente antineoliberal, por lo que son las fuerzas que representan esta corriente las que obtiene mayor adhesión ciudadana.

La ofensiva estadounidense para recuperar su patio trasero y alinearlo contra China complica a la Derecha, debido a que se le exige asumir el autoritarismo en un país que se democratiza.

Resulta muy difícil para los seguidores del nacionalismo que representa José Kast, imponer sus tesis autoritarias y de la misma manera, el panorama se enreda para las dos facciones del neoliberalismo chileno. La tendencia que busca remozar el modelo, liderada por la dupla Desbordes-Ossandón y la UDI social, consiguió un sonado triunfo con el retiro del 10% de las AFPs. Los neoliberales puros liderados por Piñera, fueron derrotados y retrocedieron fortificándose en el bloque de los duros. Están dispuestos a perder algunos dirigentes, pero intentan reordenar sus filas y, sin delicadezas, presionan para que haya definiciones, pero su gran problema radica en que se oponen a las aspiraciones participativas de una amplia mayoría ciudadana. Es imposible que alguna de las tres tendencias en las que se divide la Derecha, logre empatizar con las demandas de la gente que protesta y la ilusión de catalizar la lucha contra la corrupción o agitar la inseguridad por la delincuencia como sucede en otros países, se derrumba por el carácter altamente democratizador de la revuelta social. Es difícil un triunfo autoritario o fraudulento como en Brasil, Paraguay, Colombia, Bolivia o Ecuador, aunque en Chile algunos apuestan por un cruento baño de sangre. No obstante, la confusión reina y cada cual busca una salida, así, la cúpula empresarial, sin aquilatar la situación del país, mira hacia la ex Nueva Mayoría, nostálgica de Bachelet, pero es implacable con sus trabajadores en huelga. Otros ingenuos pretenden revitalizar los consensos, pero sin una contraparte para tal maniobra y solo se ofrecen algunos exfuncionarios de gobierno y dos ex ministras regalonas de El Mercurio. Así, la inviabilidad de mantener el neoliberalismo a ultranza, las complicaciones para remozar el modelo o la consumación de una salida autoritaria, deja a las tres corrientes de Derecha con problemas para elaborar una estrategia, a tal grado, que lo demostrado en el cambio de gabinete, son los primeros pasos para una feble rearticulación, vale decir, están recién en el lugar en que se encontraban años atrás, pero hoy la situación es diferente porque el país cambió. Pero nadie adhiere a una alianza política si no es en torno a un proyecto, ese es el impedimento principal de la Derecha para avanzar. El martes pasado solo establecieron una tregua. Nada más.