Curacautín o el lanzamiento del nuevo gabinete de guerra

En nuestro editorial anterior señalábamos: “el cambio de gabinete es una recomposición de los defensores del modelo y se debe esperar una ofensiva restablecedora, aunque están lejos de triunfar…”

“… Es un mensaje para quienes creen que el cambio de modelo será un camino de flores o que la fuerza de los empresarios y la Derecha, ha disminuido a tal grado que se encontraría poco menos que en estado terminal…” Lo sucedido en los municipios de la Araucanía no es un hecho aislado o un incidente que se desbocó, es producto de un plan diseñado en La Moneda, en el que Víctor Pérez y el subsecretario del interior Juan Galli son los protagonistas principales. No solo se quiere cortar de raíz aquello que denominan la agitación mapuche, sino que es un acto destinado a reactivar las masas de la Derecha, tras el propósito de disputarle a los actores sociales la calle y mantener su propio foco de presión hacia instituciones, como el Congreso Nacional, el Poder Judicial o a personas u organismos que presuman un peligro para conservar sus privilegios. Forma parte de una contraofensiva cuyo resultado no necesariamente les será favorable.

La Derecha asumió que vienen meses complejos y se encuentra aislada, inclusive, su propia base social, en medio de la crisis política, económica y sanitaria, observa que sus gobernantes no remedian numerosos problemas que enfrentan, sobre todo, el hambre que persiste desde hace meses y que no se satisface con escuálidas canastas de alimentos. Así, Piñera aspira a mover facciones fanáticas que no atemorizan porque la gente perdió el miedo cuando vio a un numeroso grupo de jóvenes saltar una valla en el Metro.