La agresión racista y patotera a jóvenes mapuche que luchan por defender su territorio la solo recurriendo al legado de sus antepasados

La agresión del APRA puede que no sea la última, pero es un punto de inflexión sin ninguna duda. Después de la noche del pasado sábado el país no tiene doble salida, o se hunde o emerge más justo. La guerra del Estado contra la nación originaria, con pasajes oscuros como la operación Huracán o el comando Jungla, entre muchos burdos momentos, no obtuvo frutos deseados para los empresarios de la región. Hoy, necesitan a bandas de matones a sueldo, incitando abiertamente a una guerra civil y nadie puede engañarse, se incentiva un enfrentamiento entre facciones del pueblo. En Curacautín no había millonarios, era un grupo de gente que no es adinerada, los ricos estaban en sus cómodas mansiones.