¿La ofensiva final de Trump contra Venezuela?

Aparentemente, bajo el pretexto de la lucha contra el narcotráfico, el gobierno estadounidense espera lograr un cambio radical geopolítico que le permita mostrar que es el más indicado para concretar los objetivos de las grandes multinacionales.
El panorama electoral en la potencia norteamericana es incierto y hasta el momento, la segura victoria de Trump está en duda debido al creciente rechazo que ha provocado su manejo de la epidemia de la Covid 19, las manifestaciones contra el racismo y el abuso policial, así como el alto desempleo. Pero la sociedad estadounidense no es una democracia en la que el pueblo puede decidir sobre alguna cuestión de relevancia, contrariamente, son los representantes de las grandes corporaciones quienes zanjan todos los aspectos concernientes al Estado, su economía, las relaciones internacionales y lo militar. Agrupados en facciones determinadas por la proyección de sus utilidades, un grupo de magnates tienen la sartén por el mango y dispone de la última palabra. En tal sentido, son hombres de negocios que no siempre se ponen de acuerdo, ya que los intereses en dicho nivel no siempre coinciden. En el caso de la próxima elección Donald Trump aglutina un bloque en el que no tiene la hegemonía absoluta, por lo que debe establecer alianzas y, sobre todo, certezas de que es el líder que mejor asegura los beneficios de todos. Pero está en el poder, por lo tanto, debe demostrar su eficacia, avanzar y fortalecer el grupo que encabeza.
En tal sentido, la totalidad de las decisiones que está tomando el gobierno norteamericano, deben analizarse desde la perspectiva electoral, porque esa es la tarea principal de todas las facciones corporativas que manejan los dos principales partidos, el Republicano y el Demócrata. Ello justifica sus fuertes ataques a China, hoy la nación convertida en el eje propagandístico que reemplazó las desusadas embestidas contra los inmigrantes durante la elección pasada para ganar la adhesión de la clase obrera blanca y desempleada, a cuyos miembros ya no necesita convencer. En su misión demostrativa de que es el mejor líder para aislar y debilitar a China, pretende destruir el BRICS, para lo cual necesita a Rusia, por ello intentará atraer a Putin. Sin embargo, el gobierno ruso continúa su política invariablemente, el proyecto Nord Stream avanza y junto a China, votó en contra de prolongar la prohibición de vender armas a Irán.
Pero Donald Trump necesita demostrar que construyó un arco de avances, que dejó atrás la estrategia de los globalistas bajo la administración Obama y que Estados Unidos hoy es más fuerte. Muchas son operaciones grandilocuentes que no varían la correlación de fuerzas, pero amplían su piso electoral interno. En este contexto, la estrategia hacia Latinoamérica está determinada por los halcones de Miami, quienes respaldarán a Trump siempre y cuando demuestre que es más duro que los demócratas contra Cuba, Nicaragua y Venezuela. En tal plano, solo se diferencia con los demócratas con relación a la isla.

En el caso de Venezuela y Nicaragua, republicanos y demócratas no tienen gran diferencia e, inclusive rivalizan en quien ataca con mayor dureza a los regímenes que lideran Maduro y Ortega respectivamente. Entienden que son procesos que no están suficientemente consolidados, a excepción de la revolución cubana, por lo que existe posibilidad de reversión hacia el interés estadounidense. En tal sentido, el acoso a la revolución bolivariana debería ser parte integrante destacada de una estrategia de avance en Latinoamérica. Lo cual se complementa con la fuerte ofensiva para asumir la presidencia del BID. Las declaraciones recientes de Robert O ́Brien, Asesor de Seguridad Nacional de la Presidencia de Estados Unidos, quien señaló la elaboración del Marco Estratégico del Hemisferio Occidental, en el cual la presión a Venezuela es una prioridad, demuestra que se aplicaría un cerco cada vez más estrecho en conjunto con sus aliados en la región, el que tendría como excusa la lucha contra el narcotráfico. Robert O ́Brien, indicó a la prensa la preocupación de su gobierno por el “creciente flujo de aviones relacionados con la droga desde Venezuela hacia Centroamérica”.
Por lo tanto, es de esperar el aumento del bloqueo a niveles superiores, con maniobras que pueden estar cercanas a la propaganda, pero otras golpearán a Venezuela duramente sobre todo, en el momento más adverso de la Covid 19.