¿Qué es la gobernanza?

A menudo, ciertos dirigentes izquierdistas y seguramente sin saber su origen, utilizan léxicos que responden al vocablo impuesto por el capital financiero mundial para establecer una batería conceptual que refuerce su dominación político-ideológica, creada como una especie de moda a partir de su evento favorito, el Foro de Davos. El desarrollo del proyecto neoliberal no solo se redujo a impulsar en el ámbito mundial los lineamientos económicos del Consenso de Washington, ya que, en la medida que se imponía como modelo de desarrollo de relaciones capitalistas de nuevo tipo, construyó una estructura de significados y significantes acorde con los nuevos tiempos que se avecinaban debido a la caída de la Unión Soviética. En tal aspecto, entre otras cosas, necesitó justificar su objetivo político, el que buscaba esencialmente el debilitamiento de los estados nacionales, cuestión necesaria para que se instituyera un gobierno mundial, centrado en los grandes centros financieros.

En tal aspecto, surgió el término gobernanza, aparentemente proviene del griego, hoy su definición es confusa y se refiere al equilibrio de poder entre el Estado, la sociedad civil y el mercado. Una tesis engañosa, ya que cuando los líderes capitalistas se refieren a sociedad civil están pensando en las grandes ONGs, así como el mercado, obviamente, son los empresarios propietarios de grupos económicos poderosos. Es un atajo a la soberanía popular. Tenía la intención de constituir un nuevo régimen elitista que le permitiera a los grupos fiancieros mantener permanentemente una intervención abierta en la estructura de poder en una sociedad, ya que si bien en los Estados existe una mínima posibilidad de que la ciudadanía pueda participar mediante elecciones universales, en las ONGs y el mercado, no hay incidencia de la comunidad, ya que son entidades de propiedad privada. Además, como las ONGs con capacidad de ser incluidas en el círculo de la gobernanza subsisten por los aportes de los grandes empresarios, cualquiera puede darse cuenta quiénes son los agentes que priman en este círculo de poder. De esta concepción, la que permite el control permanente de un país, pero además, dependiendo de estructuras superestatales, se derivan subconceptos, uno de ellos es la transversalidad política, otro es la alianza público-privada y así se suman, los consensos, la gobernabilidad y otras readecuaciones del vocablo político como el tráfico de influencias que hoy, legalizado, pasó a llamarse lobby igualmente en lo militar, los mercenarios son contratistas privados. El declive de la dominación del capital financiero y su ilusión de un gobierno mundial oculto bajo un manto de legitimidad, ubica como lejana la posibilidad del establecimiento de una gobernanza, pero no significa que se haya desechado la idea, el planteamiento de Gordon Brown y Tony Blair de constituir una dirección mundial que enfrentara la pandemia teniendo como base la OMS, los gobiernos, la industria farmacéutica, laboratorios, la sociedad civil y los centros financieros, insiste en la ya, vieja tesis, del gobierno mundial. Nadie con un mínimo de sensatez imaginará que Donald Trump, Xi Jinping y Vladimir Putin, los tres principales líderes mundiales vayan a considerar tal sandez. Pero, en Chile, algunos dirigentes, tienden a repetir palabras que, aparentemente, son atractivas, pero que encarnan peligrosos conceptos neocoloniales.