A reactivar cabildos autoconvocados y asambleas territoriales

El país va a comenzar a funcionar a medias, pero sus actividades principales se retomarán porque ya no se puede mantener la economía y la población en una restricción tan intensa. Si bien es cierto, la educación es poco probable que este año pueda reiniciarse en su totalidad, otras actividades si lo harán. En tal sentido, de no haber una segunda ola de contagios desastrosa, el plebiscito se efectuará en octubre y es probable que el Apruebo y la opción Convención Constitucional triunfen. En tal sentido, el proceso comenzará a ser intermediado por los partidos políticos, los que podrán elegir los delegados, derivando el poder constituyente hacia un corsé impuesto por el poder constituido. Pero tal diseño es teórico, porque dependerá de los actores sociales lo que pueda suceder, en concreto la presencia popular se mantiene intacta, por lo que solo dependerá de la gente que se imponga la soberanía popular. Aquello no tiene norma, será esencialmente un arte, pero requiere elevar el nivel de la movilización, de la elaboración de propuestas y la consolidación del trabajo territorial. Por ello, es fundamental reactivar asambleas y cabildos autoconvocados, ya que son la base constitutiva de un poder alternativo sobre el cual deberá desarrollarse una institucionalidad que se confronte al poder constituido. No habrá posibilidad alguna de participación popular sin los cabildos y asambleas, entidades que a través de un dinámico proceso deberían avanzar desde lo barrial hacia formas comunales y transformarse en parte integrante de una

nueva estructura social, cuyas resoluciones tengan carácter vinculante. Es la única fórmula.