Implementar una Asamblea Constituyente Ciudadana a través de cabildos comunales es clave

La apropiación mañosa de la rebelión del año pasado por parte de las elites políticas tuvo entonces como efecto inmediato la “salvada” de Piñera, cuestión no reconocida por quienes participaron en el negociado de noviembre. En el mediano plazo impuso un proceso constituyente que deriva y es controlado desde el poder constituido. Esa es la cruda verdad y lo peor que puede pasarnos es caer en el autoengaño. No obstante, nada está decidido aún, debido a que la situación de fuerzas no ha variado fundamentalmente. Dependerá de la corrección de la estrategia a implementar en estos días por parte del pueblo organizado, pero, al margen de su direccionalidad, un factor decisivo lo constituirá la construcción de un poder territorial alternativo, el que debe tener como eje los cabildos comunales. En tal sentido, la decisión que se está viendo en numerosos sectores, sobre todo jóvenes, para impulsar una asamblea constituyente ciudadana es un elemento crucial para la rearticulación en estos días de post pandemia. Sin embargo, no puede estar disociada de la construcción de la fuerza popular en los barrios y las comunas, por ello, el esfuerzo también debe estar concentrado en la reanimación de los cabildos, los que deben transformarse en organismos vinculantes de la futura institucionalidad, firmemente afincados en una activa base social. Allí debería radicar gran parte del esfuerzo, de lo contrario, se corre el riesgo de jugar con las cartas del adversario, que establece el proceso constituyente como un pasajero momento de discusión en el que se mantendrá invariable la institucionalidad existente, sobre la cual deberían aplicarse los teóricos

cambios, lo que constituye una trampa.