La desordenada e infecunda contraofensiva de la Derecha

La desordenada e infecunda contraofensiva de la Derecha

La irrupción de Longueira, el paro de los camioneros, la reaparición de Don Francisco, el cambio de Lavín, la ideologizada represión de carabineros y la petición para postergar la elección del BID, muestran algunas iniciativas todavía infértiles por retomar la iniciativa.

Aparecen como irrupciones sorpresivas y sin conexión alguna y, aunque muchas lo son, no dejan de enmarcarse tras el propósito generalizado de la Derecha y el empresariado, de mantener un grado de iniciativa política frente a un escenario que los desborda y, frente al cual, corren el evidente peligro de retroceder hasta un límite que les sea insoportable.

Es archisabido que en política el encapsulamiento es apostar a nada, siendo por excelencia la anti estrategia, ya que supone aferrarse a una defensiva inútil e inconducente, lo que facilita la acción del contrario, el que puede hacer y deshacer a sus anchas. Ante ello, un sector mayoritario de la Derecha decidió resistir en el Rechazo y aquello es inmovilizarse, ya que la gran mayoría del país está a favor de cambios profundos. De esta manera, el paro camionero, aparentemente, una reacción ante la ofensiva mapuche, busca presionar al Congreso para que desista de cualquier intención de cogobernar y, a la vez, solo legisle a favor de la agenda impulsada por el ejecutivo.

Longueira con barba canosa

Sin embargo, la crisis que afecta al régimen de Estado, más allá de la situación del gobierno, toca esencialmente a quienes adhieren al modelo neoliberal, la Derecha, los empresarios, la ex Concertación-Nueva Mayoría, la cúpula de las fuerzas armadas y policiales y ciertos grupos propietarios medios, tanto agrícolas como urbanos. Estos sectores no se bifurcaron solo en dos tendencias, se fraccionaron en muchos segmentos, debido a que apoyan un modelo fracasado y sostener tal posición es complejo. En este contexto, lo planteado por Lavín es lo más concreto, si su voltereta fuese cierta, debido a que el fracaso del proyecto obliga a la construcción de uno nuevo y la socialdemocracia en todo el mundo está afirmando que el capitalismo puede salvarse a sí mismo. Pero, el problema para tal giro es la gran confusión existente en la Derecha y los empresarios, lo que dificulta su viraje. En tal plano, el llamado de Longueira a dejar el inmovilismo y pelear la constituyente es correcta, pero todavía se inscribe en el plano defensivo, habrá que ver si resucita y encauza la UDI popular para observar con claridad el alcance de su estrategia.

Independiente de la liviandad y oportunismo con que se planteó, la propuesta de Lavín es lo único concreto que ha surgido en la Derecha durante los últimos días, ya que insistir en el modelo aumentará su decadencia.

Independiente de lo desordenada que aparece la iniciativa de la Derecha en esta coyuntura, lo real es el intento de retomar la iniciativa. Aparentemente, la defensiva extrema liderada por Van Rysselberghe y la UDI dura, quienes se esfuerzan para que todo vuelva al periodo pre 18 de octubre, no está siendo acatada por amplios sectores que en términos objetivos, ven que el país camina hacia profundas transformaciones porque el mundo está cambiando, ante lo cual, desde distintas perspectivas, están planteando soluciones que escapan al formalismo, pero que reflejan una inquietud frente a un desastre que se aproxima. Tal situación acrecienta el fraccionamiento, pero es un precio que están dispuestos a asumir, el problema son los tiempos políticos que no les permiten articular su fuerza para un giro de tal magnitud, así como la ausencia de liderazgos a través de los cuales se pueda cohesionar a un gran porcentaje de la Derecha. Asimismo, la estrategia que buscaba generar desde el gobierno una gestión que rearticule las fuerzas detrás de la conducción de Piñera y que ubicaría en La Moneda el eje ordenador, se vio debilitada con la irrupción de Lavín y Longueira, sobre todo este último que vio su vuelta a la política en medio de la polémica con sus correligionarios. Asimismo, el tenor que toma el paro de los camioneros, que no cumple los objetivos propuestos y que podría transformarse en un boomerang en la medida que el movimiento se autodescalifica y deslegitima, no es una buena noticia para la Derecha y los empresarios.

Camioneros bloqueando carretera