Urge construir estructuras que permanezcan en el tiempo o se terminará en simple asambleísmo

Con anterioridad hemos planteado que la forma elitista en que se concibe y organiza la sociedad chilena debe ser superada, ya que su estructura no permite la incorporación de la gente, por lo tanto, no existe un compromiso político con el devenir de la sociedad. La democracia delegativa, deja en ciertos representantes toda la capacidad de incidencia y decisión mientras la comunidad observa, al margen, la toma de medidas que la afectan directamente. Insistimos en que se necesita una estructura barrial que sea la base de la comuna, con carácter vinculante, para que desde allí, se ejerza la democracia hacia arriba. Pero, a la vez, señalamos que su conformación no puede efectuarse artificialmente, deber constituirse al calor del proceso constituyente, quizás el momento histórico de superar la estructura social clasista que ha dominado desde la colonia. A la vez, debería ser un factor de conexión mayor con su entorno, en especial en el eje urbano- rural o en las agrupaciones intercomunales.

La forma en que se manifiesta la participación en las sociedades capitalistas es ocasional, generalmente en los momentos eleccionarios, pero sin un “training” participativo es simple ejercicio de oferta y demanda, generalmente bajo manipulación. Estas estructuras barriales deben hacerse cargo de los problemas que atañen a la comunidad, muchos de ellos, abordados hoy desde lo clientelar por las juntas de vecinos. La poca articulación de la comunidad permite que las elites dispongan lo que deseen, además, la deja en una situación de vulnerabilidad frente a la delincuencia u otros peligros y privaciones. En los próximos meses se debe avanzar en la organización de la gente.