La obsesión de Washington para desunir a Latinoamérica

La obsesión de Washington para desunir a Latinoamérica

Los improperios de Javier Milei lanzados en contra de varios presidentes latinoamericanos en un mediocre programa del centro propagandístico de las agencias de inteligencia estadounidenses llamado CNN, no es una operación al azar ni mucho menos una espontánea o particular salida de madre a las que acostumbra. Fue una maniobra pensada que se inscribe en una estrategia mayor, ideada y orquestada desde Washington, la que tiene como propósito generar un clima de desunión permanente entre mandatarios latinoamericanos, lo que deja un escenario que imposibilita un mínimo acuerdo, aun cuando pueda establecerse entre jefes de Estados que piensen diferentes. Forma parte del creciente clima de polarización insana que promueve Estados Unidos en el que busca una alineación total a sus políticas en un mundo que está cambiando y no precisamente a su favor, por lo que necesita contar con aliados incondicionales. En dicho plano, que Latinoamérica se una, en medio de diferencias, tras algunos objetivos comunes, no puede ser aceptado. Las alineaciones que se están articulando muestran claramente que las potencias regionales serán decisivas en un futuro próximo y dicho panorama no es bienvenido por los norteamericanos, menos que se transforme lo que consideran su natural zona de influencia, en otras palabras su “patio trasero”.

Así, el ideal del gobierno de Biden es que los Estados y los gobierno de la región se desgasten en disputas, expulsando diplomáticos, agrediéndose verbalmente, que se desahucien convenios, acuerdos culturales o que las fronteras se calienten. Todo ello, es jolgorio para la Casa Blanca y hoy Milei aparece como juguete preferido y cuando ya no le sirva elevará a otro.

Siempre intentando separar a naciones hermanas, sembrando la desconfianza y rebajando diferencias legitimas a contradicciones insalvables. Por ello, la forma en que se responda a tipos como el presidente de Argentina debe ser cuidadosa, intentando de no caer en sus provocaciones, ya que si el plan de Estado Unidos es separar a los latinoamericanos, lo correcto es evitar que se cumpla tal empresa. Si Milei no tiene respuesta a sus bravatas, disminuye en un alto porcentaje su producción política y así, se debilita a Washington.