La presencia de BlackRock en el Cono Sur sudamericano

La presencia de BlackRock en el Cono Sur sudamericano

Es necesario despejar cómo se expresa hoy la doctrina Monroe, cuestión que obliga a un análisis de largo alcance, el que arroja como resultado que las áreas de incursión varían a nuevas formas en las que el control de datos, la apropiación de fondos ya sean personales o colectivos y la militarización del territorio, constituyen prioridad para el Imperio.

Son pocos los que asocian la conexión entre el control de los datos que, en Chile, se efectúa a través de Google y el cable submarino, con los intentos de militarización de sus ciudades y la creciente penetración de BlakcRock, el gigante “gestor de inversiones” que dirige Larry Fink. Sin embargo, forma parte de un planificación cuyo objetivo es el dominio económico, político y militar del país. Tal incursión, es parte de una estrategia global que busca subordinar a Latinoamérica en el marco de la siempre rejuvenecida y perversa doctrina Monroe.

BlackRock es una transnacional estadounidense que administra un activo de 9,4 trillones de dólares, en los hechos solo se encuentra bajo EE.UU. y China. Entre otras cosas, en Chile gestiona fondos de las AFPs y los bonos soberanos del Estado, lo que la transforma en una actor clave en el ámbito financiero a costa del dinero de los trabajadores y de recursos que pertenecen a todos los chilenos.

El 24 de marzo del 2022, Fink envió una carta a los accionistas indicando que la operación especial de Rusia en Ucrania finalizaba la globalización como se conoció los últimos 30 años, la que aceleró el comercio mundial expandió los mercados de capitales, aumentó el crecimiento y “ayudó a reducir drásticamente la pobreza en todo el mundo”. Entonces, indicaba con alta ingenuidad que las sanciones destruirían la economía rusa porque, aislada, se enfrentaría al poder del mercado de capitales, aunque obligará a las empresas a pensar en la cadena de suministros como factor estratégico y reevaluar sus dependencias.

BlackRock y el gobierno de Javier Milei

Las agresivas peroratas que Milei lanza en contra de todos quienes considera sus enemigos, como el infantil cruce que mantiene con Lali Espósito, no significa que esté loco. Por el contrario, es parte de un propósito bien pensado, exacerbar los ánimos para que la oposición pierda los estribos y se desespere, justificando la represión de Bullrich. O sea, ejercer el control militarizando el país.

Paralelo a ello, hace unas semanas, el presidente argentino se reunió de manera virtual con Larry Fink, quien se mostró motivado por conocer las “oportunidades” que presenta el país trasandino y prometió visita para mayo próximo. Sorprendentemente, el financista estaría interesado en concentrarse en la economía real, por lo que su interés radicaría en conectarse a inversores locales, para abordar proyectos en infraestructura.

Tales promesas de BlackRock, sería un gran alivio, ya que significaría el ingreso de las esquivas divisas, tan urgentemente necesarias para la economía argentina. Una salvedad que no debe extrañar a nadie, es que los contactos de Javier Milei con Fink, no se efectuaron a través de los nexos tradicionales concentrados en el ministro Caputo, sino que mediante canales paralelos ligados al mundo financiero global. Así, se desarrolla una operación de alto nivel, para que el país rioplatense siga dependiendo de los mercados de capitales y aplique un programa de shock.

En tal sentido, es importante indicar que BlackRock y el gobierno de Zelenski crearon el Fondo de Desarrollo de Ucrania, el que manejará la reconstrucción del país una vez que la guerra finalice. Vale decir, Larry Fink es un peón de un programa de dominio a escala mundial y el Cono Sur sudamericano constituye otra de sus áreas de alta prioridad.