La reunión del G20 y el nuevo escenario mundial

La reunión del G20 y el nuevo escenario mundial

El G20 está compuesto por Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Reino Unido, Rusia, Sudáfrica, Turquía y la Unión Europea. A ellos se agregan países invitados y otros organismos como el FMI, la OCDE, el Banco Mundial y la ONU.

La confrontación entre dos formas de concebir el bienestar condiciona los modelos sociales y, aunque dominan las relaciones económicas capitalistas, la disputa entre el neoliberalismo salvaje e individualista frente al control de la comunidad y la defensa del bien común marcan la lucha entre dos proyectos de civilizaciones.

La guerra híbrida que comenzó el globalismo, se libra en los frentes económico, informativo cognitivo, en la independencia alimentaria y en los territorios.

La ofensiva desplegada por los palestinos forzó a detener el corredor IMEC, proyecto en el que participan Arabia Saudita, India, Israel y Estados Unidos, y los ataques yemenitas en el Mar Rojo a los barcos que llevan productos a Israel, afecta la cadena de suministros a escala planetaria. Así, el G20 hoy es un foro en el que solamente se muestran las diferencias en un mundo que cambia con gran dinamismo.

Son temas que no se analizan en Chile, pero los cambios en el orden mundial son profundos y la actual etapa es de transición. El modelo de globalización liberal fracasó y con ello, el dominio imperial de una potencia capitalista de turno, da paso a un sistema multipolar que además es pluriversal.

La civilización eurocéntrica occidental retrocede y un cambio civilizatorio se desarrolla inevitablemente y, en dicho marco, entidades supuestamente neutrales y que concentraban tal supremacía, expresan en su interior las diferencias entre los distintos bloques en que se está reconfigurando el nuevo orden mundial.

El G20, considerado el foro económico y político de mayor influencia planetaria hoy se ve atravesado por diferencias que se manifiestan ante las distintas formas de encarar los problemas que mantienen los diferentes países participantes.

La corriente globalista liderada por una oligarquía anglosajona, intenta imponer el Great Reset o Nuevo Comienzo, un proyecto ideado en Davos, el que, con una guerra híbrida mediante, busca constituir la “gobernanza de intereses compartidos” a través del cual el capital improductivo ejerza el dominio total.
En términos geopolíticos, el centro es la disputa por la lejana Eurasia, el delirio obsesivo de Mackinder y Brzenzinski.

En tal contexto, la guerra de Ucrania es el factor decisivo que significará un antes y después de la correlación de fuerzas, por ello, en la pasada reunión del G20 en Brasil, el tema trató de ser impuesto por Estados Unidos y sus aliados.

Pero, la situación cambió en los foros internacionales y las diferencias entre los miembros del G7, los BRICS y las potencias regionales, se notan, a pesar de que todos ellos mantienen relaciones económico sociales de tipo capitalista.

La contradicción es entre formas diferentes de concebir el bien común. Una se desarrolla desde el liberalismo que incentiva el individualismo y el enriquecimiento especulativo sobre la base del capital ficticio y la otra adhiere a la presencia de la comunidad y la urgencia de satisfacer sus necesidades. Ello, distingue entre privilegiar el mercado autorregulado, hegemonía del sector empresarial y un sistema financiero privado, versus una planificación estratégica centralizada, el control del Estado de la infraestructura monetaria y física y el empresariado subordinado al bien común.

La globalización liberal retrocede y la búsqueda del bienestar por parte de los bloques ubica áreas concretas de disputa como la economía, la lucha informativo cognitiva, la independencia alimentaria y la guerra por la mantención o eliminación del dólar como la moneda mundial. La tendencia probable es que no tenga reemplazo, sino que se cree una moneda digital sostenida por una cesta de divisas proporcional al PIB de cada país, así como su tamaño, población y participación en el comercio mundial.

Tales cambios, están condicionando las discusiones, acuerdos y realineaciones en todos los foros internacionales y, en dicho aspecto, la reunión del G20, solo es una muestra más del nuevo escenario.